
Cada mañana puedo agradecer a Dios por la vida, sobre todo por la salud. Créanme, no ha sido fácil mantener un estado de anímo agradable. He vivido momentos de soledad en los que me he quebrantado hasta el llanto.
Pensar en la muerte y en los míos, en esos seres que pienso deberían ser inmortales, fue angustioso. Muchas mañanas comenzaba a llorar. Mi impotencia cubierta del negativismo me cubrió. Estaba saturada de malas noticias, memes recetas, teses y todo tipo de recomendación. Cuando no podía más recordé al salmista cuando reconoció ante Dios «En tus manos están mis tiempos«. Un torrente de agua fría cayó sobre mí.
¿Dónde está mi fe?
Entonces pensé en aquellos que creen que no tienen esperanza, oré por ellos y por mí porque como mujer fatua me expresé. No podía ni quería sucumbir a la depresión y una vez más recibí fuerzas para comenzar a enfocarme.
Siento que me enfrento a un diminuto maestro con el cual no quiero tomar clases. Un maestro implacable e imparable y no sé cómo lidiar con él. Las lecciones que da cada día son difíciles de aprender e internalizar. Algunos harán todo lo posible por salir airosos, otros tal vez fallen en el intento, algunos pasarán con honores y otros simplemente «raspa cumlaude».
La verdad es que solo Dios tiene el control. Mientras, vivo cada día sola, pero no en soledad. Hay días que son de «cleaning day«, los regueros del día o de la semana se recogen. Tengo días «pijamas all day» (depresivos, vegetativos), otros creativos, algunos de retos. Días en que me obligo a vestirme bien para las reuniones virtuales de trabajo y me peino. Muchos días de reflexiones y autoeducación. Hay noches de maratón de televisión y noches de compartir en familia con videollamadas.
Tengo días que no quiero enfrentar, esos son los de fortalecer la fe, que son los días de ir al supermercado, farmacia…
Vivo días, algunos con temor, también disfruto de días alegres, llenos de esperanza y confianza en el poder divino, en su cuidado y en sus planes para mi vida y los míos.
Todos enfrentamos el diario vivir de manera diferente. Lo que para mí es una tontería para ti tal vez es un desastre. Si es así, cada vez que sientas que te rodea el desastre inhala y exhala, piensa en lo que tienes, no de lo que careces. Ve las noticias y verás que hay quien está en peor circunstancias. Si aún haciendo esto no encuentras alivio ni salida, entonces debes reconocer que ante lo que no podemos controlar, la oración a Dios es lo mejor.
Cada día trae consigo su propio afán y solo depende de ti como lo enfrentarás.
¿Cuál es tu mood de hoy?
Yo también me he sentido.así. Y Muchas mañanas me despierto sin ganas de levandarme. Igual doy gracias a Dios y ruego . Y espero que pronto sea tiempo de agradecer
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